Mercado medieval

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La concurrencia de artesanos especializados en los diferentes saberes y oficios forma parte esencial en el paisaje de la Festa da Istoria, pues la recuperación de tradiciones perdidas es uno de los objetivos buscados por los organizadores de la Istoria: recuperar y combatir el olvido de estas actividades por parte de las nuevas generaciones.

Muchos oficios tuvieron en la villa medieval su marco privilegiado y la concentración en ella de la actividad mercantil favoreció el desarrollo de maestros especializados para suministrar productos varios, utensilios de trabajo y servicios a sus residentes y también a los labriegos que acudían a sus plazas y mercados para intercambiar sus propios produtos por los que producían los artesanos. El campesino, el burgués, el comerciante y el artesano eran, en la feria y en la fiesta medievales, los protagonistas del drama.

El día de la Istoria Ribadavia es una inmensa feria medieval por la que discurren y florecen alfareros, cesteros, encajeras del litoral, tejedoras, almadreñeros, zapateros y talabarteros, escultores, entalladores e imagineros, plateros, esmaltadores y azabacheros, naseros, canteros, herreros y forjadores.

Las plazas de la Vila, la plaza de los artesanos en el pazo de los Bahamonde y algunas calles principales acogen a los poseedores de estos menesteres y oficios, dispuestos a hacernos admirarlos con sus productos y nuestra voluntad más unos cuantos maravedís, que tienen mucho menos valor que el saber que se esconde tras la vasija, el encaje, la joya, el cestp, la chanca o el cinto hechos y creados por el maestro y los oficiales expertos en tan antiguas artes.

La Coordinadora le pone los puestos gratis, le presta la vestimenta medieval a aquellos que no la tienen y les paga los gastos de viaje, de trabajo y de comida a aquellos que sólo exponen y no venden.

Las tradiciones respetadas son las que mantienen la historia de los pueblos